sábado, 7 de septiembre de 2024

El gran sueño de la seducción femenina es la continuidad en el amor

El gran sueño de la seducción femenina es la continuidad en el amor. En el centro del erotismo masculino encontramos, en cambio, la discontinuidad en el placer sexual. Es evidente que en el erotismo femenino está también presente el placer. Pero la relación amorosa antecede al placer, que encuentra su nobleza en la generosidad del amor. El placer del amor es intrínsecamente moral. El placer es don, entrega, altruismo. El amor tiende a producir la fusión de dos individuos. Por eso, cada uno de ellos trasciende su Yo empírico, su mezquindad egoísta. Hasta la locura de amor posee dignidad social.
El hombre erótico está poseído por el deseo, corre tras todas las cosas, como el mono que no sabe fijarse un fin y ordenar los medios para llegar a ese fin. En el lenguaje corriente se dice que cedió a los “halagos de la carne”, que se “dejó llevar”. Es como el vértigo del juego. Y, de hecho, este erotismo es tan peligroso como el juego de azar, como la carrera de automóviles, a tal punto que tarde o temprano, pero ineludiblemente, se produce la catástrofe. Es más, el juego sólo puede terminar así, con la catástrofe. El jugador no lo abandona hasta que pierde todo, hasta que se arruina, escribe el profesor Francesco Alberoni, (catedrático de Sociología italiano en la Universidad Católica de Milán en 1964,Rector de la Universidad de Trento (Italia) de 1968 a 1970.Catedrático en la Universidad de Lausana y en la Universidad de Catania, para luego regresar en 1978 a la Universidad Estatal de Milán.Fundador de la Universidad Libre de Lengua y Comunicación de Milán (IULM), de la que fue rector de 1998 a 2001.)


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