jueves, 15 de agosto de 2024

Se lo llevó, dice la Sabiduría, para que la maldad no pervirtiera su inteligencia o el engaño sedujera su alma

                                         John H. Newman


                          
No os extrañéis cuando veáis que los buenos y generosos, o los celosos y llenos de obras excelentes son tomados por Dios en mitad de su camino. Es difícil de entender. Pero quién sabe si no habrán sido arrebatados "a facie malitiae", y librados así de un mal futuro. “Se lo llevó, dice la Sabiduría, para que la maldad no pervirtiera su inteligencia o el engaño sedujera su alma; pues la fascinación del mal empaña el bien, y los vaivenes de la concupiscencia corrompen la mente inocente. Alcanzó en breve la perfección y en corto tiempo llenó largos años. Su alma era del agrado del Señor; por eso se apresuró a sacarle de entre la maldad. Lo ven las gentes y no lo comprenden; no caen en cuenta que los elegidos del Señor encuentran gracia y misericordia, y que Él visita a sus santos” (cfr. Sap IV, 11-15). Duro es soportar que tal hombre desaparezca. Es cruel para los amigos, triste incluso para los extraños, y sorprendente para el mundo. Y sin embargo es mucho mejor morir así que permanecer vivo para un día de pecado.
Referencia: Discursos sobre la fe del Cardenal John H. Newman


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