viernes, 9 de agosto de 2024

El precio justo

Nicolás Oresme

Oresme comprendió los perniciosos efectos de la inflación. La pérdida de valor de la unidad monetaria decretada por el gobierno no hace ningún bien, según explicó Oresme, pues interfiere en el comercio y produce un aumento de precios global. Además, enriquece al gobierno a expensas de los ciudadanos. Oresme proponía que el gobierno no interviniese en absoluto en el sistema monetario.Nicolás Oresme (1323 - 1382) fue un genio intelectual perteneciente a la escolástica tardía.

Pierre de Jean Olivi

El fraile franciscano Pierre de Jean Olivi (1248-1298) fue el primero en postular una teoría del valor basada en la utilidad subjetiva. Argumentaba que, en términos económicos, el valor de un producto es el resultado de la valoración subjetiva que los individuos hacen de su utilidad o del deseo que despierta en ellos. El “precio justo” no podía por tanto calcularse sobre la base de factores objetivos como la mano de obra u otros costes de producción. El precio justo resultaba de la relación entre vendedores y compradores en el mercado, donde la apreciación subjetiva de los bienes por parte de los individuos se ponía de manifiesto cuando éstos los compraban o se abstenían de comprarlos a determinados precios. Un siglo y medio más tarde, San Bernardino de Siena, uno de los grandes pensadores de la economía en la Edad Medía, adoptó literalmente la teoría del valor subjetivo de Olivi. ¿Quién habría podido adivinar que la teoría económica del valor correcto se originó a partir de las reflexiones de un fraile franciscano del siglo XIII?

            Bernardino de Siena

Marx no se equivocaba al observar una relación entre el valor de un producto y el valor del trabajo realizado para su producción; ambos fenómenos se hallan a menudo estrechamente relacionados. Su error estriba en que invirtió los términos de la relación causal. El valor de un producto no es el resultado del trabajo invertido en su fabricación. Es el trabajo el que obtiene su valor de la estima que los consumidores conceden al producto final….Cuando Bernardino de Siena y los escolásticos del siglo XVI defendieron la teoría del valor subjetivo, estaban planteando un concepto económico fundamental, anticipando implícitamente uno de los mayores errores económicos del período moderno y refutándolo de paso. Incluso Adam Smith, el mayor defensor del libre mercado y la libre economía, se mostraba ambiguo en su exposición de la teoría del valor, hasta el punto de causar la impresión de que el valor de los productos tenía su origen en el trabajo invertido en su fabricación. Rothbard ha llegado a sugerir que la teoría del valor del trabajo formulada por Smith en el siglo XVIII alimentó la teoría de Marx un siglo más tarde, y que la profesión del economista habría salido mucho mejor parada si el pensamiento económico se hubiese mantenido fiel a la teoría del valor expuesta por los importantes pensadores católicos a los que aquí nos hemos referido. Los economistas italianos y franceses, influidos por los escolásticos, adoptaron ampliamente la posición correcta; fueron los británicos quienes lamentablemente se desviaron hacia líneas de pensamiento que a la postre culminaron en Marx.

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