miércoles, 7 de agosto de 2024

La plaga del relativismo

Coakley, arzobispo de Oklahoma City, observa como “vemos la plaga del relativismo en casi todos los aspectos de la vida. En la política hablamos de hechos alternativos, en la educación se da este énfasis en las perspectivas igualmente válidas, y lamentablemente a veces incluso en la Iglesia, con la presión para cambiar su doctrina moral, especialmente su ética sexual. No hay prueba más contundente de que vivimos en una cultura donde la experiencia y el deseo eclipsan la verdad que el movimiento transgénero”. Señaló los pasos graduales que llevaron a la actual ola de propaganda LGBT, comenzando con la revolución sexual de la década de 1960, la aceptación y práctica prevalecientes de la anticoncepción, la legalización del aborto en la decisión de la Corte Suprema Roe v. Wade de 1973, ahora anulada por Dobbs v. Jackson, y la creciente aceptación de la homosexualidad y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Estos hitos culturales y morales en la sociedad, argumentó Coakley, sentaron las bases para la agenda LGBT.
“La píldora dio la ilusión de desvincular completamente el sexo de la reproducción, alimentando la ficción de que el deseo sexual podía ser perseguido sin costos o consecuencias”, lo que resultó en la aceleración de la “rápida ruptura de la familia” y el establecimiento del aborto como un derecho constitucional por si acaso la anticoncepción fallaba, dijo Coakley. Denunciando la locura a la que ha descendido el movimiento transgénero, Coakley declaró que “el movimiento trans está causando un gran daño a la sociedad”. El arzobispo calificó de “locura bien intencionada” a la oposición a la práctica de la “terapia de conversión”, que busca ayudar a hombres y mujeres a aceptar su sexo natural y biológico.


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