sábado, 3 de agosto de 2024

Neurosis sexual

“Las fobias y las neurosis obsesivo-compulsivas son debidas en parte al esfuerzo por evitar la situación en la que surge la ansiedad”.
En las neurosis sexuales este no lucha contra algo, sino por algo, en el sentido de que lucha por el placer sexual, ya sea en forma de potencia u orgasmo. Pero, desafortunadamente, cuanto más se le da vueltas al placer, más pronto desaparecen las ganas. Es decir, el placer se sustrae de su acceso directo. Ello se debe a que el placer no es el propósito real de nuestra conducta ni tampoco un posible objetivo, sino que es más bien un efecto, un efecto secundario que llega por sí solo, siempre que nos abramos a la vida con nuestra autotrascendencia, es decir, siempre que nos entreguemos a otra persona con amor o al servicio de una cosa. Así, el camino de la obtención de placer y la autorrealización sólo se hace a través de la autoentrega y el autoolvido. Quien considere este camino un rodeo, se verá inclinado a elegir un atajo e ir directo al placer, y está comprobado que este atajo es un callejón sin salida. Aquí podemos observar otra vez cómo el paciente vuelve a entrar en un nuevo círculo vicioso. La lucha por el placer, la lucha por la potencia sexual y el orgasmo, el deseo del placer, es decir, una hiperintención forzada del placer no sólo le priva a uno del propio placer, sino que trae también consigo una hiperreflexión igualmente forzada. Uno empieza a observarse durante el acto sexual y, si puede, espía también a la pareja, con lo cual se habrá perdido la espontaneidad.
El mero desprendimiento de la atención de sí misma, de su capacidad o incapacidad con respecto al orgasmo (o sea, una desreflexión) y la entrega imparcial a su marido habían bastado para provocar el orgasmo por primera vez.
Referencia:En el principio era el sentido de Viktor Frankl.


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