jueves, 22 de agosto de 2024

Chamberlain pagó muy caro el desoír las propuestas del Vaticano

Chamberlain

Mit brennender Sorge (en español: Con ardiente preocupación) es una encíclica del papa Pío XI sobre la situación de la Iglesia católica en la Alemania nazi, publicada el 14 de marzo de 1937.El Vaticano toma cartas en el asunto abandonando la costumbre de publicar las encíclicas en latín para presentar su Mit brennender Sorge, un texto del cual distribuye clandestinamente más de 300.000 ejemplares, donde condena la confusión panteísta, el así llamado mito de la raza y la sangre y la deificación del Estado.Para no parecer que el ataque al nacionalsocialismo equivale a simpatizar con el comunismo, nueve días después (el 19 de marzo de 1937)Pío XI publica la encíclica Divini Redemptoris, mucho más explícita en su denuncia del régimen soviético, que entre 1918 y 1928 ha eliminado a ocho de cada diez clérigos rusos.
A principios de 1940, cuando el nuevo papa Pío XII, que ha sido nuncio en Alemania, hace saber al Gobierno inglés que la cúpula militar derrocaría al régimen “si se asegura a Alemania una paz honorable, sin renunciar a lo anexionado antes de invadir Polonia”, y ofrece como testimonio de buena voluntad la más importante de las noticias: en pocas semanas habrá un ataque masivo a Francia, usando los Países Bajos como vía de entrada. Más no podía hacer por entonces el Vaticano, y Chamberlain pagará muy caro dudar de lo segundo. En cuanto a lo primero, no es ocioso recordar que Inglaterra rechazó también en 1916 y 1917 propuestas de paz honorable, y quizá nunca sabremos si en 1940 prefirió medio millón de británicos muertos  a tolerar cosa distinta de una rendición incondicional. Lo indudable es que frenó el complot contra Hitler, pues ningún patriota asumiría los riesgos de matarle si el futuro de su país volviese a ser el acordado en Versalles.
Pio XI

Oficialmente, el Foreign Office y el servicio secreto británico desoyeron las propuestas de los conspiradores alemanes en función de su carácter “dudoso”, en parte por creer que Hitler contó siempre con la adhesión de todos o casi todos sus generales, y en parte porque podía tratarse de una maniobra. Sin embargo, Gördeler llegó a departir con Churchill; era innegable que Canaris le respaldaba, y el director del MI6, Stewart Menzies, reconoció más tarde la “asombrosa valentía” del almirante. Es digno de recuerdo también que uno de los principales asesores de Chamberlain entonces fuese E. H. Carr, el historiador, escindido de puertas adentro entre una antigua lealtad hacia Hitler y una naciente adhesión a Stalin. 
Referencia:Los enemigos del comercio, III de Antonio Escohotado

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