viernes, 25 de marzo de 2022

La Reforma católica


El historiador Joseph Lortz, y la opinión es compartida por Hubert Jedin y sus colaboradores, confirma que el milagro de la Reforma católica se debe por encima de todo a dos factores, la fiel plenitud de España y la actuación de una nueva Orden universal de origen español, la Compañía de Jesús. Francisco Suárez, jesuita y primer filósofo de toda su época, cuyas Disputationes metaphysicae son todavía libro de consulta en las Universidades de Occidente, ahondó en su tratado De legibus (1612) la democratización de Belarmino; propuso que el Estado surge por la voluntad de los cabezas de familia y que el poder político es inherente a la comunidad. De la ley natural nace el imperio de la ley; y el Estado queda sometido a esa ley. Digamos una vez más que no se trata de una secularización de la política y el poder ya que Dios permanece como fuente del poder para el pueblo, que luego lo confiere al gobernante. Mientras recalcaban el poder indirecto del Papa para situaciones de crisis, los pensadores jesuitas de la Reforma católica reconocían la dignidad del pueblo como receptor y transmisor de poder y anticipaban la Modernidad mucho mejor que los Reformadores protestantes empeñados en la sacralización del poder político.

Barroco

El Barroco es la expresión cultural y sobre todo artística de la Reforma católica. Surge, dice el profesor de la Cierva, en la segunda mitad del siglo XVI, cuando se agota el impulso del Renacimiento y comunica, tanto en la arquitectura como en las artes plásticas como en la música polifónica la explosión y el desbordamiento de la fe tridentina, que transfiguró hasta lo más hondo del sentir popular como se reflejó en las manifestaciones contemporáneas de la gran literatura católica. La fe plasmada en el Barroco trasluce la vitalidad y el gozo de una España que se agotaba en la expansión, la defensa y el servicio de la Iglesia católica. Pero el Barroco como época cultural no es solamente vitalidad; es también racionalidad que nada tiene ya de medieval sino de plenitud moderna.

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