miércoles, 23 de marzo de 2022

El hombre adora al líder, en la mujer la relación llega a ser erótica

Barbara Cartland

Cuenta Francesco Alberoni, catedrático de Sociología y que fue presidente de la RAI, la televisión nacional italiana, que las mujeres no tienen mayor interés en mirar la fotografía de un hombre desnudo. Por lo general, esto no las excita sexualmente. A un reportero de la televisión que le preguntaba qué tipo de imagen del hombre consideraba ella más excitante, Barbara Cartland le respondía “completamente vestido, y de ser posible con uniforme”.


Las mujeres llegan a identificarse con los personajes del espectáculo como si fuesen sus conocidos, sus vecinos. Sienten por ellos amor, deseos, antipatías reales. Cuando las adolescentes comienzan a interesarse por la música y hace eclosión en ellas el fanatismo por un cantante, se trata de un amor verdadero, de una pasión verdadera. Este fenómeno existía también en el pasado, con el melodrama y el teatro. Pasó a ser un fenómeno de masas con Rodolfo Valentino y se repitió en nuestra época a raíz del éxito de cantantes como Elvis Presley, cuenta Alberoni. Millares de adolescentes gritaban, lloraban, se desmayaban, pedían besarlo, querían tocarlo, ser tocadas, querían ser poseídas por él. La situación de entusiasmo colectivo, orgiástico, sonoro, no debe ocultar el hecho de que cada una de estas adolescentes deseaba al cantante para sí y que si hubiese podido, habría ido a la cama con él, habría hecho cualquier cosa por él. Pero existe una actitud similar incluso fuera del espectáculo, fuera de la excitación colectiva. Las “fans” del astro siguen amando y deseando a su ídolo durante años. No existe nada parecido en el mundo masculino. El muchacho puede adorar a una cantante, hasta sentirse excitado por ella y desearla. Pero es muy difícil que enloquezca hasta despreciar a todas las demás mujeres. Lo mismo ocurre con respecto a los personajes que poseen el poder, en particular con los líderes carismáticos. El hombre adora al líder, pero su amor carece por completo de erotismo. En la mujer, la relación con el líder llega, con facilidad, a ser erótica. En todos los movimientos colectivos, antiguos y modernos, alrededor del líder ha habido siempre una corte de mujeres sexualmente disponibles. Las italianas deseaban a Mussolini, las alemanas a Hitler, las rusas a Stalin y las americanas a Roosevelt o a John Fitzgerald Kennedy.

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