martes, 1 de marzo de 2022

Ceuta


*El nombre de Ceuta viene del latín, y en particular de la expresión Septem frates, o “los siete hermanos” que es como los romanos denominaban a las siete elevaciones naturales entre las que se asienta. Ceuta, donde según la leyenda estuvo, en tiempos de Ulises, la gruta donde moraba la ninfa Calipso.

Ceuta

La presencia de los cristianos peninsulares en la ciudad, que se remonta a principios del siglo XV con su conquista por los portugueses. Su posición geográfica la convirtió en vigía del estrecho y cabeza de puente de las potencias peninsulares para su control y la expansión a costa de las potencias norteafricanas. Ya la destinaron a esa misión, tras el hundimiento de Roma y tras su breve pertenencia al Imperio Bizantino (en tiempos del conde Belisario) los reyes visigodos, quienes no anduvieron sin embargo demasiado atinados a la hora de designar al lugarteniente en la plaza. Me refiero al conde don Julián.A inicios del siglo XV, cuando, aprovechando el declive y fragmentación del imperio de los benimerines, se produjo, por iniciativa de la entonces pujante potencia oceánica que representaba el reino de Portugal, su conquista para la Cristiandad y su pérdida para el Islam al que había pertenecido por espacio de más de siete siglos. La conquista, promovida y dirigida personalmente por el rey Juan I, no dejó de tener sus vicisitudes. Para llevarla a cabo se movilizó una imponente escuadra de 240 navíos, que partió del Tajo el 25 de julio de 1415. Portuguesa se mantiene Ceuta durante los dos siglos siguientes. El sultán de Fez reconoce mediante tratado la soberanía portuguesa sobre la plaza y en 1580, con la unión de las coronas de Portugal y España en la persona de Felipe II, se incorpora al Imperio de los Austrias. En 1640, la ciudad decide no seguir al reino de Portugal en su secesión de la corona que ostenta Felipe IV, y así es como Ceuta pasa a pertenecer propiamente al reino de España.  Con el tratado de Wad-Ras, suscrito en Tetuán el 26 de abril de 1860, España obtenía el reconocimiento a perpetuidad de los nuevos límites para Ceuta y Melilla (merced al antes aludido criterio del alcance de una bala de cañón), la garantía del sultán de que sus tropas vigilarían los campos fronterizos con las plazas españolas, para que las tribus limítrofes no los hostigaran.


*Siete ciudades en África (Lorenzo Silva)


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