sábado, 28 de noviembre de 2020

El cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida


"Curar si es posible, cuidar siempre". Estas palabras de Juan Pablo II se pueden considerar como el principio fundamental que anima la Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe “Samaritanus bonus” sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida. Se trata de "acompañar al enfermo en las etapas terminales de la vida para asistirlo respetando y promoviendo siempre su inalienable dignidad humana, su llamada a la santidad y, por tanto, el valor supremo de su misma existencia”. El documento reafirma como "enseñanza definitiva" de la Iglesia Católica que "la eutanasia es un crimen contra la vida humana", como lo es cualquier colaboración con ella, y reafirma al mismo tiempo el derecho a la objeción de conciencia. 

En la actualidad, señala el documento, existen algunos factores que limitan la capacidad de comprender el valor de la vida. El primero es un uso equívoco del concepto de "muerte digna", en relación con el de "calidad de vida", que supone una perspectiva antropológica utilitaria. La vida se considera "digna" solo en presencia de algunas condiciones psíquicas o físicas. El segundo obstáculo es una comprensión errónea del concepto de "compasión". La verdadera compasión humana "no consiste en provocar la muerte sino en acoger al enfermo, en sostenerlo ofreciéndole afecto y medios para aliviar su sufrimiento”. Otro obstáculo es el creciente individualismo, raíz de la "enfermedad más latente de nuestro tiempo, la soledad”.


Por otro lado, es totalmente positiva la opinión sobre la medicina paliativa, que “constituye un instrumento precioso e irrenunciable para acompañar al paciente en las fases más dolorosas, penosas, crónicas y terminales de la enfermedad. Los así llamados cuidados paliativos son la expresión más auténtica de la acción humana y cristiana del cuidado, el símbolo tangible del compasivo estar junto al que sufre. Estos tienen como objetivo “aliviar los sufrimientos en la fase final de la enfermedad y asegurar al paciente un adecuado acompañamiento humano, mejorando, en la medida de lo posible, su calidad de vida y su bienestar general. La experiencia enseña que la aplicación de los cuidados paliativos disminuye drásticamente el número de personas que piden la eutanasia".

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