domingo, 22 de noviembre de 2020

Ansia de eternidad

El materialismo, en sus diversos planteamientos a lo largo de los tiempos, al negar la subsistencia del alma después de la muerte, trata de calmar el ansia de eternidad que Dios ha puesto en el corazón humano, aquietando las conciencias con el consuelo de pervivir a través de las obras que se hayan dejado, y en el recuerdo y el afecto de los que aún viven en el mundo. Sin embargo, escribe Fernández Carvajal, el pensamiento de la brevedad de la vida no nos aleja de los asuntos que el Señor ha puesto en nuestras manos, familia, trabajo, aficiones nobles. Nos ayuda a estar desprendidos de los bienes, a situarlos en el lugar que les corresponde. Luego viene la noche, cuando nadie puede trabajar (Jn 9, 4). Con la muerte, la voluntad se fija en el bien o en el mal para siempre.


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