jueves, 2 de julio de 2020

Al renunciar a la divinidad, el héroe renuncia a la esclavitud



Al renunciar a la divinidad, el héroe renuncia a la esclavitud. Todos los planes de la existencia se invierten, todos los efectos del deseo metafísico son sustituidos por efectos contrarios. La mentira es reemplazada por la verdad, la angustia por el recuerdo, la agitación por el reposo, el odio por el amor, la humillación por la humildad, el deseo según el Otro por el deseo según Uno Mismo, la trascendencia desviada por la trascendencia vertical. Ya no se trata esta vez de una conversión falsa sino verdadera. El héroe triunfa en la derrota; triunfa porque ha llegado al final de sus fuerzas; necesita, por primera vez, mirar de frente su desesperación y su nada. Pero esta mirada tan temida, esta mirada que es la muerte del orgullo, es una mirada salvadora. Todos los finales novelísticos hacen pensar en el cuento oriental cuyo héroe se aferra con los dedos al borde de un acantilado; agotado, acaba por dejarse caer al abismo; espera aplastarse contra el suelo pero el aire lo sostiene; la gravedad ha sido abolida, escribe René Girard.

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