sábado, 9 de febrero de 2019

Impuesto de donaciones y el impuesto sobre los salarios.

Cualquier impuesto a las donaciones es un impuesto al capital. Esto es particularmente cierto en el caso de las herencias, donde la agregación de capital se transfiere a un heredero, estando claro que la donación no proviene de rentas actuales. Por tanto, un impuesto a las herencias es un impuesto puro sobre el capital. Su impacto es en la práctica devastador, porque (a) afecta a grandes sumas, pues en algún momento dentro de pocas generaciones, toda propiedad debe pasar a herederos y (b) la perspectiva de un impuesto sobre la herencia destruye el incentivo y el poder del ahorro y de construir un patrimonio familiar. El impuesto de sucesiones es probablemente el ejemplo más devastador de un impuesto puro sobre el capital. Un impuesto de sucesiones y donaciones tiene el afecto añadido de penalizar la caridad y la preservación de los lazos familiares. Es curioso que algunos de los más fervientes partidarios de gravar las donaciones y herencias son los primeros en afirmar que nunca habrá “suficiente” caridad cuando se deja actuar al libre mercado, dice Murray Rothbard.

Con respecto al impuesto sobre los salarios, Murray
Rothbard opina que es un gravamen sobre la renta que el asalariado no puede repercutir. No hay nadie a quien repercutirlo, especialmente no es posible hacerlo al empresario, que siempre tiende a obtener un tipo de interés uniforme. De hecho, hay impuestos indirectos sobre salarios que se trasladan al asalariado en forma de menores ingresos salariales. Un ejemplo es la parte de la seguridad social o de las primas de desempleo, que gravan al empresario. La mayoría de los empleados creen que evitan totalmente esta parte del impuesto, que paga el empresario. Están completamente equivocados. El empresario no puede trasladar el impuesto al consumidor. De hecho, como el impuesto grava en proporción a los salarios, se repercute enteramente a los propios asalariados. La parte del empresario es sencillamente un impuesto recaudado a costa de la reducción de los salarios netos de los empleados. 

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