viernes, 7 de diciembre de 2018

La violencia británica dejó un legado de rencor en Irlanda.

Fue muy elevado el nivel de violencia alcanzado en Irlanda entre 1919 y 1923 durante la lucha por la independencia de la dominación británica, incluidas las matanzas sectarias, la brutalidad arbitraria de los paramilitares británicos (los Black and Tans, los «Negros y los Caquis»), y por último la breve, pero sangrienta, guerra civil de 1922-1923.


IRA 1919-192
El “Alzamiento de Pascua” contra la dominación británica en 1916 fue sofocado rápidamente, aunque llevó consigo el uso de una brutalidad contraproducente contra los prisioneros y la ejecución de los líderes de la insurrección, actos que dejaron tras de sí un legado de rencor imperecedero. Dicho legado desembocó en la guerra de guerrillas en pro de la independencia que, a partir de 1919, llevó a cabo con una violencia intimidatoria enorme el Ejército Republicano Irlandés (IRA). Los británicos respondieron desplegando a los Negros y los Caquis. Así llamados por la tonalidad de sus uniformes improvisados, los Negros y los Caquis estaban formados por unos 9.000 excombatientes, a los que se sumaron 2.200 antiguos oficiales que constituyeron la División Auxiliar de la Real Policía Irlandesa, fuerza odiada por los nacionalistas irlandeses. Las atrocidades de los Negros y los Caquis y de la División Auxiliar, incluidas violaciones, torturas, muertes y
Hombres del Alzamiento de Pascua.
la quema de las casas de los supuestos insurgentes, contribuyeron en gran medida a envenenar las relaciones anglo-irlandesas durante décadas. Incluso Oswald Mosley, que más de diez años después llegaría a dirigir la Unión Británica de Fascistas, se manifestó asqueado de sus acciones. Su violencia fue efectivamente espantosa y constituiría una mancha difícil de borrar en la historia británica.

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