viernes, 25 de agosto de 2017

Seducción.

La palabra seducción viene del latín seducere, que significa apartar. Hay gente a la que seducen para que abandone su fe, sus principios o sus lealtades. La apartan del estrecho y recto camino de la virtud. La virtud en última instancia significa ser sincero con uno mismo, con los propios sentimientos profundos. Se dice que un hombre seduce a una mujer cuando, sabiendo que ella está por principios en contra del sexo sin amor, la arrastra a una relación sexual diciéndole que la ama aunque no sea cierto. Obviamente, este hombre no necesita seducir a una mujer que simplemente busca un contacto sexual con o sin amor. La seducción se podría definir entonces como el uso de una afirmación o promesa falsa para conseguir que otra persona haga algo que de otro modo no haría. La promesa puede ser explícita o implícita. Los psicópatas estafadores suelen prometer abiertamente algo que no tienen la menor intención de cumplir, escribe Alexander Lowen.



Y añade Lowen que la seducción sólo se produce en aquellas relaciones donde existe un cierto grado de confianza. A los estafadores se les llama artistas del timo,
porque lo primero que hacen es ganarse la confianza de la víctima. Para llevar a alguien por el mal camino, primero hay que conseguir que se fíe. Por tanto, la seducción es siempre una traición. Y esta traición es más perniciosa en la relación entre padres e hijos, porque aquí la confianza es básica.

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