jueves, 29 de mayo de 2025

La maternidad y la paternidad ha sido convertida por la ideología de género en una trampa biológica

La situación a la que se aboca al hombre heterosexual con la LIVG ya se ha visto, hombres perseguidos por su masculinidad, invitados a diluirla en una feminidad impuesta. Hombres que huyen de las mujeres porque se han visto víctimas de sus mentiras, que han arruinado su estabilidad económica y les han quitado parcial o totalmente a sus hijos. Hombres que se ven permanentemente cuestionados en su ser ontológico y mermados sus derechos humanos por ser lo que son. Hombres que se prometen a sí mismos utilizar a las mujeres y no amarlas y que transmiten a sus hijos toda esta experiencia y prevenciones sobre el compromiso estable. Hombres que renuncian a la crianza de los hijos. Hombres que incluso se esterilizan para no ser víctimas de nuevo de lo que consideran una trampa biológica. Porque la maternidad y la paternidad ha sido convertida por la ideología de género en una trampa biológica y la familia en la jaula donde esa trampa nos encierra. Ante este panorama… ¿quién va a querer formar una familia? El objetivo es que haya pocos niños y que los que haya, queden a merced de la ideología de género, ese poder paraestatal que cada vez más los educa para ser carne de cañón del negocio del género mediante varias estrategias. Niños para cubrir aspiraciones, deseos y neoderechos de los adultos. Niños que se compran, se venden y se matan, se fabrican de diversas formas, desligada ya definitivamente la procreación del sexo y del amor y por ello de la familia ecológica, y se utilizan para sacar dinero porque, al fondo de todo este entramado, están los menores; unos menores a los que se dice proteger, que nunca han tenido más derechos y sin embargo nunca en los últimos cien años han estado tan cosificados, utilizados y desprotegidos. Volvemos al neolenguaje en el que toda acción que lleve en su nombre o articulado la protección de los niños va a ser indefectiblemente para quitarles esa protección, escribe Alicia V. Rubio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario