viernes, 17 de mayo de 2019

Si alguien duda del camino a seguir, dejémosle que se detenga


Si alguien duda del camino a seguir, dejémosle que se detenga. Permitámosle que atienda sus dudas, pues las dudas, también, pueden albergar alguna divinidad. No es algo triste que tengamos poca fe, sino que seamos incapaces de ser fieles. La fe se gana mediante la fidelidad. Cuando, en el transcurso de una vida, un hombre se desvía, aunque solo sea en un ángulo infinitamente pequeño, de su propio camino asignado (y esto nunca ocurre de forma inconsciente, ni siquiera al principio), entonces el drama de su vida se torna en tragedia. Cuando nos quedamos atrás de este modo es imposible dar cuenta de la cantidad de obstáculos que se interponen en nuestro camino, y nadie es suficientemente sagaz para aconsejarnos, ni tan poderoso para ayudarnos, mientras permanecemos en ese terreno. Tales están maldecidos con los deberes y el incumplimiento de sus deberes. Para ellos fue creado el Decálogo, y otros códigos mucho más voluminosos y terribles, escribe con énfasis Henry David Thoreau.



Cuando un matemático, añade Thoreau, desea hallar la solución de un problema difícil, empieza por deshacerse de todas las dificultades de la ecuación, reduciéndola a sus términos más sencillos. Hagamos lo propio y simplifiquemos el problema de la existencia.

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