lunes, 13 de mayo de 2019

El destacado papel que adquirió la mujer en los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, vino de la mano de la acción católica y del propagandismo cristiano


Los historiadores han tendido a destacar con énfasis los vínculos de la mayoría de las asociaciones sufragistas femeninas sobre todo con los movimientos conservadores y/o religiosos. El destacado, y novedoso, papel que adquirió la mujer vino de la mano del fortísimo impulso, en los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, de la acción católica y del propagandismo cristiano en general, que se tradujo en una presencia cada vez más importante de las asociaciones femeninas seglares.


En Europa, Hispanoamérica y también Estados Unidos, éstas asociaciones acabaron reivindicando el derecho al voto para tener capacidad de presión política. En Chile las asociaciones femeninas vinculadas a la Iglesia llevaron el peso de la campaña a favor del sufragio de la mujer y lograron que el Partido Conservador asumiese su reivindicación y presentase un proyecto de ley en 1917. En Estados Unidos, un país con mayor pluralismo religioso pero con primacía de las confesiones cristianas, la mayor parte de las sufragistas estuvieron fuertemente vinculadas a instituciones eclesiásticas o intelectualmente inspiradas en la moral protestante o católica. En Gran Bretaña, el peso de la campaña sufragista a principios de siglo la habían llevado dos asociaciones feministas confesionales: la Church League for Women’s Suffrage, fundada en 1909; y la Catholic Women’s Suffrage Society (CWSS), que data de 1911.


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