domingo, 12 de mayo de 2019

¿Dónde está Abel, tu hermano?


“Cuando la relación fraterna se daña, cuando se arruina la relación entre hermanos, se abre el camino hacia experiencias dolorosas de conflicto, de traición, de odio. El relato bíblico de Caín y Abel constituye el ejemplo de este resultado negativo. Después del asesinato de Abel, Dios pregunta a Caín: ¿Dónde está Abel, tu hermano? (Gen 4, 9a). Es una pregunta que el Señor sigue repitiendo en cada generación. Y lamentablemente, en cada generación, no cesa de repetirse también la dramática respuesta de Caín: No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano? (Gen 4, 9b). La ruptura del vínculo entre hermanos es algo feo y malo para la humanidad. Incluso en la familia, cuántos hermanos riñen por pequeñas cosas, o por una herencia, y luego no se hablan más, no se saludan más. La fraternidad es algo grande, cuando se piensa que todos los hermanos vivieron en el seno de la misma madre durante nueve meses, vienen de la carne de la madre. Y no se puede romper la hermandad” enseña el Papa Francisco.

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