El filósofo André Comte-Sponville ( Paris, 12 de marzo de 1952) escribe que “lo que vives con tu mejor amigo, lo vives solo, él vive otra cosa.¿Cómo vivir lo que el otro vive? ¿Cómo sentir lo que el otro siente o experimentar lo que el otro experimenta? Eso no es óbice para amarse, ni para estar juntos, pero sirve de disuasión al sueño de un amor que pondría fin (¿mediante qué milagro?) a la separación o a la soledad. Hay que ser dos para amarse, al menos dos, y ni siquiera el amor sería capaz de eliminar esta pluralidad que él mismo supone. Esto vale para cualquier ámbito de la existencia. La soledad y la sociabilidad no son dos mundos diferentes, sino dos relaciones diferentes con el mundo, por lo demás, ambas necesarias, y que constituyen juntas esos sujetos que somos o que creemos ser. La soledad, una vez más, no está al lado de la sociedad, sino en ella. Pero no por eso deja de ser soledad, toda vida es social, pero no son las sociedades las que viven.”
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