TS Eliot escribe “que la fuerza dominante en la creación de una cultura común entre personas que tienen una cultura distinta es la religión… Me refiero a la tradición común del cristianismo que ha hecho de Europa lo que es, y a los elementos culturales comunes que este cristianismo común ha traído consigo…Es dentro del cristianismo donde se ha desarrollado nuestras artes; es el cristianismo donde se han asentado las raíces de las leyes europeas. Es sobre este telón de fondo del cristianismo como todo nuestro pensamiento cobra significado”.
“Debemos a nuestra herencia cristiana muchas más cosas ademas de la fe religiosa. A través de ella seguimos el rastro de la evolución de nuestras artes; a través de ella poseemos nuestro concepto de Derecho Romano, que tanto ha contribuido a la formación del mundo occidental; a través de ella hemos concebido nuestras ideas de la moral pública y privada. Y a través de ella hemos creado nuestras reglas literarias comunes. La unidad del mundo occidental reside en esta herencia, en el cristianismo y en las antiguas civilizaciones de Grecia, Roma e Israel, hasta donde, en deuda con dos mil años de cristiandad, se remonta nuestra ascendencia…..esta unidad en los elementos comunes culturales, durante muchos siglos, constituye el autentico lazo de unión entre nosotros. Ningún sistema político o económico es capaz de proporcionar esta unidad cultural. Si derrochamos o desperdiciamos nuestro común patrimonio cultural, no habrá sistema ni proyecto capaz de ayudarnos o acercarnos los unos a los otros.”
Eliot hace un llamamiento “a los hombres de letras europeos, que tienen una responsabilidad especial en la preservación y transmisión de nuestra cultura común…debemos al menos intentar salvar algo de esos bienes de los cuales somos coadministradores; el legado de Grecia, Roma e Israel, y el legado de Europa durante dos mil años. En un mundo que ha presenciado tanta desolación material, también los bienes espirituales corren un peligro eminente”.
Russell Kirk escribe que de “una Tierra Baldía gobernada, si es que se puede gobernar, por una élite de aburridos positivistas, conductivas y tecnócratas que ignoran cualquier regla e inspiración que no sean las de su estrecho oficio; un mundo cuyo espíritu se ha empobrecido, y cuya carne es, por ello, fácil de empobrecer…este fantasma acecha detrás de las serenas y admonitorias páginas de Notes towards the definition of culture de TS Eliot.”
Eliot hace un llamamiento “a los hombres de letras europeos, que tienen una responsabilidad especial en la preservación y transmisión de nuestra cultura común…debemos al menos intentar salvar algo de esos bienes de los cuales somos coadministradores; el legado de Grecia, Roma e Israel, y el legado de Europa durante dos mil años. En un mundo que ha presenciado tanta desolación material, también los bienes espirituales corren un peligro eminente”.
Russell Kirk escribe que de “una Tierra Baldía gobernada, si es que se puede gobernar, por una élite de aburridos positivistas, conductivas y tecnócratas que ignoran cualquier regla e inspiración que no sean las de su estrecho oficio; un mundo cuyo espíritu se ha empobrecido, y cuya carne es, por ello, fácil de empobrecer…este fantasma acecha detrás de las serenas y admonitorias páginas de Notes towards the definition of culture de TS Eliot.”
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