“Solo cuando falla una respuesta autotrascendente a la pregunta por autonomía de todos los seres humanos, es decir, la pregunta sobre el sentido final, la motivación de la persona se tuerce hacia motivos secundarios como la busca del placer, el deseo de éxito o el afán de poder. Allí donde aparentemente no existe nada importante o valioso más allá del yo, el afectado recae en el cuidado de asimismo y, entonces, lo secundario se instala en la plaza de vacante que ha dejado lo primario. Por eso no deja a nadie satisfecho porque, si bien los osos polares y el resto de los animales les basta con calmar sus necesidades alimenticias, de cobijo, movimiento, etc, a un ser vivo que, además, es espiritual le animará el convencimiento que en la vida tiene que haber algo más que comer, dormir, procrearse y morir.” (Elisabeth Lukas Paz vital, plenitud y placer de vivir).
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