Don Juan no es capaz de prometer, es incapaz de gozar del riesgo y lo sustituye por un movimiento que tiene en su origen el hastío y el aburrimiento, escribe Daniel Innerarity
El hedonismo no permite que las aventuras galantes repercuten duraderamente en nuestro destino; les niega la seria perennidad. Asimismo, los cristianos del domingo por la mañana circunscriben su fervor para contener una exigencia que debería invadir toda su vida. Salidas ingeniosas y enredos amorosos reponen a un mismo deseo de pasar rozando sin ahondar ni profundizar, a una misma fobia a la totalización seria. El frívolo juega con una existencia puntual para evitar que se extienda a la existencia entera, escribe Vladímir Jankélévitch.
El drama de la frivolidad es que termina convirtiéndose en aburrimiento.
El drama de la frivolidad es que termina convirtiéndose en aburrimiento.
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