sábado, 13 de noviembre de 2021

Un sultán idiota podía paralizar el Imperio otomano

*Los turcos otomanos iban a fracasar, a volverse hacia dentro y a perder la oportunidad del dominio del mundo. El ejército otomano, por bien administrado que estuviera, podía mantener las vastas fronteras pero no podía seguir expandiéndose sin un coste enorme en hombres y dinero; y el imperialismo otomano, a diferencia de los posteriores español, holandés e inglés, no produjo mucho en el terreno económico. Hacia la segunda mitad del siglo XVI el Imperio mostraba signos de hiperextensión estratégica, con un gran ejército estacionado en Europa central, una onerosa armada operando en el Mediterráneo, tropas ocupadas en el norte de África, el Egeo, Chipre y el mar Rojo y con necesidad de refuerzos para sostener Crimea contra el poder ruso en ascenso. No había un flanco tranquilo ni siquiera en el Oriente Próximo, a causa de una desastrosa división religiosa del mundo musulmán que se produjo cuando la rama chiíta, con base en Irak y después en Persia, desafió las prácticas y enseñanzas sunníes por entonces predominantes.

Abdülmecit I

Después de 1566 reinaron trece sultanes incompetentes sucesivamente.Un sultán idiota podía paralizar el Imperio otomano de una manera que ni un Papa ni un emperador del Sacro Imperio podía hacer con Europa. Sin órdenes claras de la instancia superior, las arterias de la burocracia se endurecieron, optaron por el conservadurismo en lugar del cambio y sofocaron la innovación. Los comerciantes y empresarios, casi todos ellos extranjeros, a quienes antes se había estimulado, se encontraron sujetos a impuestos imprevisibles, cuando no se les arrebataba directamente su propiedad. Deudas cada vez más altas arruinaron el comercio y despoblaron las ciudades. Tal vez los más perjudicados hayan sido los campesinos, cuyas tierras y ganado fueron expropiados por los soldados. Al mismo tiempo que se deterioraba la situación, los funcionarios civiles se dedicaban al robo, solicitaban sobornos y confiscaban lotes de mercancías.

Abbas el Grande 

Al otro lado de la frontera el reino chiíta de Persia, con Abbas el Grande al frente, estaba preparado para aliarse con los Estados europeos contra los otomanos.La airada respuesta al desafío religioso chiíta reflejaba y anticipaba un endurecimiento de las actitudes oficiales hacia todas las formas de libertad de pensamiento. Se prohibió la impresión porque podía diseminar opiniones peligrosas. Los turcos, que despreciaban las ideas y prácticas europeas, se negaron a adoptar los métodos más avanzados para contener las plagas; en consecuencia, su población sufrió graves epidemias. Después de su derrota en Lepanto, no construyeron el tipo de buque europeo, más grande. En el Sur, se ordenó simplemente a la flota musulmana que permaneciera en las aguas más tranquilas del mar Rojo y el golfo Pérsico, para eludir así la necesidad de construir buques que pudieran navegar por el océano, según el modelo portugués.

*Fuente:Auge y caída de las grandes potencias de Paul Kennedy


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