domingo, 21 de noviembre de 2021

Hemos dejado sin hacer las cosas que queríamos hacer


Hombre moderno

“Léanse treinta o cuarenta páginas de cualquier panfleto que llame a la paz en Europa y véase cuántos alaban a los antiguos papas o emperadores por haber mantenido la paz en Europa. Léase cualquier puñado de ensayos y poemas en alabanza de la socialdemocracia, y véanse cuántos de ellos alaban a los viejos jacobinos que crearon la democracia y murieron por ella. Esas ruinas colosales son para el moderno solo enormes monstruosidades. Él mira hacia atrás, hacia el valle del pasado, y ve una perspectiva de espléndidas pero inacabadas ciudades. Están inacabadas, no siempre por enemistad o accidente, sino a menudo por inconstancia, fatiga mental y vehemente deseo de filosofías ajenas. No solo hemos dejado sin hacer las cosas que deberíamos haber hecho, sino que incluso hemos dejado sin hacer las cosas que queríamos hacer. Suele decirse que el hombre moderno es el heredero de todas las épocas, que ha sacado lo bueno de los sucesivos experimentos humanos. No sé qué decir como respuesta a esto, si no es pedir al lector que contemple al hombre moderno… en el espejo” escribe G. K. Chesterton.


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