miércoles, 4 de diciembre de 2019

Moscú,1937



*1937 es un año de terribles paradojas para la ciudad de Moscú. El fabuloso desarrollo urbanístico de la ciudad, que se materializa en la construcción del nuevo metro, el Canal de Moscú, los rascacielos y la efervescencia cultural, convive con la muerte de un millón y medio de personas, la falta de privacidad, la delación y los falsos juicios, que sumieron a los ciudadanos en lo que se ha denominado el Gran Terror.

En 1937 que se instalaron las estrellas rojas en el Kremlin
En el espacio de un año fueron arrestadas cerca de dos millones de personas, unas setecientas mil de las cuales fueron asesinadas, y casi 1,3 millones enviadas a campos de concentración y a colonias de trabajos forzados. Si bien antes toda la atención se dirigió hacia los procesos públicos de Moscú contra los miembros de la vieja guardia, ahora ha quedado claro, desde la publicación de los documentos sobre las llamadas operaciones masivas de los años 1937 y 1938, que la gran ola de terror se dirigió en primer lugar contra personas humildes, sencillas, que no militaban en el Partido, personas seleccionadas y asesinadas de manera planificada, respondiendo a criterios sociales y étnicos.


La preparación para unas elecciones generales, libres, directas y secretas y las organizadas ejecuciones masivas, por el otro, fueron de la mano, y la puesta en práctica de dichas elecciones implicó casi la eliminación física de todas aquellas fuerzas que hubiesen podido resultar peligrosas para el monopolio del poder en el seno del Partido Comunista. No es casual que la publicación del decreto electoral en el periódico Pravda coincida exactamente en el tiempo con el borrador de la carta de Stalin para la puesta en práctica de las ejecuciones masivas, ambos documentos llevan la fecha del 2 de julio de 1937.

Aleksander Orlov 
Hay que saber que el campo de batalla español pasó a ser un espacio de transferencia de experiencias, también de las experiencias acumuladas en el Moscú de 1937. En España, donde, por órdenes de Aleksander Orlov ya se había asesinado al líder de los trotskistas españoles, Andrés Nin, la cacería desatada contra Trotski entra en una nueva etapa de persecuciones y asesinatos.

*Terror y utopía de Karl Schlögel

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