domingo, 15 de diciembre de 2019

La verdad es una, o no es verdad en absoluto

La Verdad, el Tiempo y la Historia de Goya
Las verdades religiosas son algo diferente, puesto que proceden directamente de Dios. Por lo tanto, son más ciertas que las verdades naturales que los hombres han descubierto. Euclides pudo equivocarse y Einstein también, y Colón, pero Dios no. Las verdades divinas son inmutables y eternas, siempre las mismas.

Escribe Leo Trese que si empezáramos a hacer distingos entre las verdades divinas; si dijéramos, por ejemplo, que creemos en el cielo pero no en el infierno o que aceptamos las palabras de Cristo cuando habló de la necesidad del bautismo pero no cuando dijo “Esto es mi Cuerpo”, entonces, o estamos negando la existencia de verdades fundamentales o hemos perdido el juicio. Precisamente porque intuimos claramente que la verdad sólo puede ser una, nos resulta tan difícil comprender aquellas confesiones religiosas que admiten opiniones distintas. Decir que cada cual puede interpretar las Sagradas Escrituras a su manera y pensar que todos tienen razón es estúpido. La verdad es una, o no es verdad en absoluto.


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