sábado, 21 de septiembre de 2019

Los 26 millones de marcos que alteraron el rumbo de la historia


El historiador alemán Sebastian Haffner cuenta que en el nacimiento de la Rusia bolchevique, Alemania no se limitó a poner a disposición de Lenin y de algunos otros dirigentes revolucionarios un tren especial para atravesar el país. Alemania financió además las actividades del partido bolchevique en Rusia en el verano y el otoño de 1917, actividades sin las que la Revolución de octubre no habría tenido lugar. Asimismo, Alemania probablemente le salvó la vida al régimen bolchevique o al menos le cubrió las espaldas de manera decisiva en el verano de 1918, cuando sufrió la primera y más grave crisis de un gobierno aún no consolidado.


Alexander Parvus-Helphand en 1915 facilitó al Ministerio de Exteriores alemán el contacto con Lenin. Desde entonces se supo que Lenin era el único socialista ruso dispuesto a aceptar una paz especial, por cierto sin apenas condiciones, a cambio de salvar la revolución rusa. La iniciativa del viaje de Lenin desde Suiza a Rusia pasando por una Alemania en guerra partió de esta última, no de Lenin. 

Existe un informe interno del entonces secretario de Estado de Asuntos Exteriores alemán, Von Kühlmann, con fecha del 3 de diciembre de 1917, que reza: “Sólo los recursos que les suministramos continuamente a los bolcheviques por múltiples vías y de múltiples maneras les han permitido poner en marcha el Pravda, su máximo órgano de expresión, llevar a cabo una gran labor de agitación y ampliar considerablemente la base de un partido que al principio tuvo escasos apoyos”. A través de documentos alemanes es posible calcular la cifra aproximada de fondos suministrados entonces a los bolcheviques; ésta podría rondar los 26 millones de marcos. Esos 26 millones alteraron el rumbo de la historia.

General Ludendorff
El hombre más poderoso de la Alemania de aquel entonces y el verdadero socio de Lenin, si bien éste nunca lo conoció personalmente, fue el general Ludendorff. Para Ludendorff Lenin no era más que un pobre bufón y viceversa y, partiendo de esta base, ambos no sólo se entendieron a la perfección, sino que también se prestaron una ayuda mutua decisiva.

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