sábado, 22 de junio de 2019

No crucen la línea de decirnos qué valores sexuales estamos obligados a apreciar y mantener

Familia.
Ana Samuel, casada y madre de seis hijos, doctora en filosofía política por la Universidad de Notre Dame, dice en Public Discourse que no son las parejas homosexuales las que hoy están bajo presión en Estados Unidos. “Soy una madre hispana que trato con muchas otras hispanas con valores familiares tradicionales. Nosotras también nos encontramos a diario con personas que son amables en persona con nosotras, pero que promueven y llevan a la práctica políticas que asaltan nuestros valores”. Menciona varios ejemplos de adoctrinamiento sexual, escuelas públicas en las que se pretende normalizar el estilo de vida LGTB; pediatras que presionan a sus hijas menores de edad para que tomen anticonceptivos orales; clases de educación sexual en las que el mensaje central es “exprésate, no te reprimas”; bibliotecas públicas con propaganda y símbolos LGTB; actividades escolares que promocionan el cambio de sexo, etc.

Valores familiares.
Y añade que “las madres tendemos a preocuparnos enérgicamente por el bienestar de todos los niños, con independencia de cuál sea su origen o circunstancia familiar. También tendemos a cuidar con decisión a cada persona LGTB, reconociendo nuestra humanidad común, incluso cuando no estamos de acuerdo con su estilo de vida”. Pero esa preocupación afectuosa por los homosexuales, sobre todo por los que sufren cualquier forma de acoso, no significa que deban aprobar sus ideas. “Así que, por favor, deje de excluirnos de la conversación con el recurso intelectualmente deshonesto de insinuar o decir que somos unos intolerantes. Estamos encantadas de trabajar codo con codo con ustedes, de tenerlos como entrenadores, vecinos y amigos, pero no crucen la línea de decirnos qué valores sexuales estamos obligadas a apreciar y mantener”.

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