lunes, 24 de junio de 2019

Hitler, Mussolini y Chávez siguieron rutas hasta el poder que comparten similitudes asombrosas

Chavez en 1993
En 1993, Chávez afrontaba un grave problema, se hallaba encarcelado a la espera de juicio por traición. Entonces, en 1994, el presidente Caldera retiró todos los cargos en su contra. El acto final de Caldera para impulsar a Chávez consistió en abrirle las puertas de la cárcel. Justo después de su liberación, un periodista preguntó a Chávez adónde se dirigía. “Al poder”, respondió él. La liberación de Chávez fue un gesto popular que respondía a una promesa electoral de Caldera. Como la mayoría de las personas que integraban la élite venezolana, Caldera consideraba a Chávez una moda pasajera. Pero, al retirar todos los cargos contra él, en lugar de permitir que Chávez fuera juzgado y luego indultarlo, Caldera lo elevó y transformó al antiguo golpista en un candidato presidencial viable. El 6 de diciembre de 1998, Chávez ganó las elecciones presidenciales. El día de la toma de posesión, Caldera, el presidente saliente, no fue capaz de tomarle el juramento al cargo, tal como dictaba la tradición. En lugar de ello, permaneció taciturno a un lado. Cuenta Steven Levitsky que a pesar de las inmensas diferencias entre ellos, Hitler, Mussolini y Chávez siguieron rutas hasta el poder que comparten similitudes asombrosas. Además de ser en los tres casos desconocidos capaces de captar la atención pública, todos ellos ascendieron al poder porque políticos de la clase dirigente pasaron por alto las señales de advertencia y o bien les entregaron el poder directamente (Hitler y Mussolini) o bien les abrieron las puertas para alcanzarlo (Chávez).

Rafael Caldera.
Años después de la victoria presidencial de Chávez, Rafael Caldera habló de sus errores: “Nadie imaginaba que el señor Chávez tuviera ni la posibilidad más remota de convertirse en presidente”. Y tan sólo un día después de que Hitler fuera proclamado canciller, un destacado conservador que lo había aupado a tal puesto admitió: “Acabo de cometer la mayor estupidez de mi vida: me he aliado con el mayor demagogo de la historia mundial”.

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