domingo, 20 de enero de 2019

“Directrices Pastorales sobre la Trata de Personas”, documento emitido por el Vaticano.

Hay que combatir la trata de personas y esto, requiere de una colaboración y movilización internacionales que vayan hasta las raíces del fenómeno y resalten asimismo la responsabilidad  de quien “compra” el “producto”, convenzan a los Estados e instituciones de ayudar y defender a las víctimas y promuevan la sensibilización y formación de quien pueda oponerse. Son los puntos que resaltan las “Directrices Pastorales sobre la Trata de Personas”, un documento emitido por el Vaticano. 

Tal como dijo el Papa Francisco, “quiere protegerlos del engaño y de la prostitución; quiere encontrar y liberar a cuantos son trasladados y reducidos a la esclavitud; quiere asistirlos una vez liberados”. “Todos los católicos son llamados a abocarse en primera persona a fin de que la sociedad se vuelva más justa, respetuosa e inclusiva, eliminando todas las formas de explotación, especialmente aquellas más despiadadas”.   

En el origen de la trata está la explotación de los demás, “perversa pero silenciosamente aceptado como medio para obtener placer y un provecho personal” y la cadena de conductas criminales que lo vuelven posible. “Muchas veces los trabajadores no tienen otra opción que firmar contratos que prevén condiciones de explotación”.“Se suele poner mucha atención sobre los traficantes, que constituyen la parte de la ‘oferta’”. “Se dice poco sobre los consumidores
que constituyen la parte de la demanda que los traficantes pretenden satisfacer.Visto que en el origen de la trata existe una demanda del “mercado”, para reducirla “es necesario que la verificación de las responsabilidades, su procesamiento y la condena de toda la cadena de explotación, sean aseguradas, desde los reclutadores hasta los consumidores”. Así, en materia de explotación de todas las formas de “servicios sexuales”, incluido el ciber-sexo en Internet, “los Estados debieran considerar la posibilidad de criminalizar a quien se beneficia de la prostitución o de otras formas de explotación sexual”.  

El último punto se refiere a la reinserción de las víctimas de la trata. “Debiera asegurárseles un retorno seguro, asistencia adecuada en el lugar de origen y una eficaz protección contra la eventual recaída en las redes de la trata o una posible acción de represalia o amenaza por parte de los traficantes”.

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