miércoles, 23 de enero de 2019

Cuando los impuestos tienen un efecto adverso.

En un estudio titulado “How do Taxes Affect Investment and Productivity?” la OCDE concluyó que los impuestos pueden tener efectos sobre el estándar de calidad de vida material de los países al afectar los determinantes del PIB, trabajo, capital y productividad. Por ejemplo, al distorsionar precios y retornos a actividades de mercado pueden alterar decisiones de los hogares y de producción, así como los incentivos de matricularse en la educación superior y los incentivos de las empresas de invertir y contratar empleados. De ese modo llevan a una asignación de recursos ineficiente y a menor productividad. Los resultados de este estudio sugieren que los impuestos tienen un efecto adverso en los niveles de inversión industrial. En particular el
impuesto a las empresas reduce la inversión al incrementar el coste de uso del capital. Este estudio encuentra nueva evidencia de que tanto los impuestos personales como los que soportan las empresas tienen un efecto negativo sobre la productividad. Es decir, la OCDE concluye todo lo contrario a lo que suelen sostener los defensores de reformas tributarias para subir impuestos. Es cierto que hay una correlación entre aumentos de impuestos a las personas y empresas y la productividad y el empleo, pero esa correlación es negativa, no positiva. Así como también lo es con la competitividad, pues lógicamente un país menos productivo es menos competitivo.

Robert Barro.
El profesor de Harvard, Robert Barro ha demostrado  que la expansión de los Gobiernos a través de mayores impuestos y regulaciones, lejos de permitir el crecimiento económico y disminuir la pobreza, lo obstaculiza. Según Barro, el gasto del Gobierno tiene “un efecto negativo significativo” sobre el crecimiento económico (excluyendo gasto en defensa y educación). La conclusión de Barro es que “un mayor volumen de gasto no productivo del Gobierno y los impuestos asociados reducen la tasa de crecimiento, en este sentido un gobierno grande es malo para el crecimiento”. Para que haya crecimiento económico, continúa Barro, lo fundamental es que exista un sólido Estado de derecho que proteja los derechos de propiedad, un consumo del Gobierno más bajo e inflación baja.

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