miércoles, 10 de agosto de 2016

Nada es tan difícil de erradicar como la injusticia perpetrada por la fuerza.

Los demócratas sostienen que la democracia se basa en lo que decide la mayoría, mientras que los que prefieren la oligarquía piensan que deben decidir los que poseen mayores riquezas. Pero ambos son injustos, cuenta Aristóteles.

Aristóteles
Si seguimos lo que proponen unos pocos, encontramos enseguida la tiranía, pues si una persona posee más que ninguna otra, de acuerdo con la justicia oligárquica este único hombre tiene derecho a detentar el poder supremo.Si la superioridad en número es el criterio que prevalece, se perpetrará la injusticia con la confiscación de las propiedades de los ricos, que estarán en minoría y no podrán oponerse. El concepto de igualdad, que subscribirán ambas partes, deberá, por tanto, partir de la definición de derecho común a ambos.

Nada es tan difícil de erradicar como la injusticia perpetrada por la fuerza, pero el hombre nace con esta fuerza, que es a la vez prudencia y valor, y que puede ser usada tanto para fines justos como injustos. Quienes abusan de esta fuerza son los seres más inicuos, lascivos e insaciables que se pueda imaginar, opina Aristóteles.


Es necesario el concepto de igualdad, que subscribirán ambas partes, y  que deberá partir de la definición de derecho común a ambos.Para Aristóteles el hombre sería el último de los animales si no tuviese leyes y  justicia. 

El hombre sería el último de los animales sin leyes y sin justicia

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