martes, 9 de agosto de 2016

Alma humana.

Si el alma humana fuese una sustancia material, sólo podríamos tener pensamientos materiales; es decir, sólo tendríamos un conocimiento sensitivo. Sabríamos que tal objeto es blanco y tal otro negro, pero no tendríamos idea de la blancura y de la negrura en abstracto, ni podríamos especular sobre los efectos de los colores sobre las emociones humanas, como hacen los psicólogos. También podríamos saber que tal persona nos atrae y tal otra nos repele, pero de ello nunca podríamos deducir conceptos generales de bondad y maldad ni teorizar sobre el amor y el odio. Si todo esto resulta posible es porque el alma puede elevarse por encima del conocimiento sensible y tener pensamientos inmateriales, espirituales, ya que el alma es ella misma un espíritu y puede causar un efecto proporcionado. 

Ahora bien, siendo como es un espíritu, el alma tiene que ser inmortal, ya que, por definición, un espíritu es una sustancia simple, que carece de partes y no ocupa lugar en el espacio.No es que una parte del alma esté en la cabeza, otra en las manos y otra en los pies, sino que toda el alma está en cada parte del ser. Siendo el alma una sustancia simple, ajena a las limitaciones de la materia, es evidente que no hay nada en ella que pueda descomponerse, destruirse o dejar de ser. La muerte es la separación de las partes componentes de un organismo vivo, pero, en el caso del alma, no hay partes que puedan separarse.


No hay comentarios:

Publicar un comentario