martes, 23 de agosto de 2016

La pobreza ha dejado de ser patrimonio de menesterosos.

Se habla de solidaridad pero se olvida el significado de esta palabra. El Catecismo de la Iglesia Católica dice que la solidaridad se manifiesta en primer lugar en la distribución de bienes y la remuneración del trabajo.
Remuneración del trabajo.
La crisis ha llevado a la clase media a la extinción. La pobreza ha dejado de ser patrimonio de menesterosos.Cuenta el periodista Carlos Fonseca en su libro “Tipos infames” que el abismo que siempre ha existido entre la clase dirigente
Ciudadanía
que controla el poder económico, y por extensión el político, y la ciudadanía se ha hecho aún mayor y, sobre todo, se ha hecho visible. Nos hemos quedado sin casa, sin coche y sin vacaciones, mientras la clase acomodada no solo no sufre los rigores de la crisis, sino que hace negocio con ella. Los ricos son cada vez más ricos; la clase media que sustenta la actividad económica de un país es pobre, y los que ya lo eran están condenados a la exclusión social.

En los años setenta del siglo XX, un solo sueldo podía mantener a una familia. Hoy hacen falta dos, y aun así no siempre es suficiente para vivir dignamente.

En España, el SIM en 2.013 era de 645,3 euros mensuales por 14 pagas, 9.034,2 euros al año. Una cifra insignificante si la comparamos con el de Luxemburgo, donde ningún trabajador gana menos de 1758 euros al mes, casi el triple que en nuestro país. En Irlanda, el SIM alcanza los 1462 euros; 1447 en Holanda; 1444 en Bélgica; 1365 en Francia; 1086 en Reino Unido y 877 en Grecia. Solo Bulgaria, con 123 euros al mes, está por debajo, según datos de la oficina de estadística de la UE, Eurostar. 

Luis María Linde
Pues bien, a Luis María Linde, gobernador del Banco de España (BE), le parece que 645,3 euros son demasiados y ha propuesto suprimir directamente el SIM “para evitar que actúe como una restricción”. Una forma de convertir a los trabajadores en esclavos. Linde pretende hacer bueno a su predecesor y propone también más recortes de derechos laborales «para impulsar la creación de empleo», como que los nuevos contratados tengan sueldos por debajo de los establecidos en convenio. 

“Que cada uno, sin ninguna excepción, debe considerar al prójimo como “otro yo”, cuidando, en primer lugar, de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente” (GS 27, 1). (Catecismo de la Iglesia Católica). 

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