martes, 2 de abril de 2024

Los protestantes se atribuyen el papel de reformadores de la Iglesia

La imprenta aparece en Europa en la segunda mitad del siglo XV, y desempeñará un papel esencial en la Reforma protestante. En efecto, permite tal difusión de información que no esta no se puede controlar. Así, las ideas protestantes gozan de una proyección internacional sin precedentes. Esta es una de las diferencias fundamentales con las corrientes heréticas de la Edad Media, que apenas tuvieron un escaso desarrollo regional. Se estima que entre 1517 y 1520, se vendieron más de tres millones de ejemplares de los escritos de Lutero, lo que lo convierte en el autor más leído de su época.

Calvino es desterrado de Ginebra en 1538, al igual que Farel. No obstante, se autoriza su vuelta en 1541. Enseguida promulga las ordenanzas eclesiásticas y gobierna la ciudad burguesa como un tirano. Impone leyes puritanas, crea instituciones de control de la población y hace lo que puede para que ningún rival pueda oponérsele, llegando incluso a ejecutar a sus contrincantes. En definitiva, instaura una auténtica teocracia sobre la que ejerce una especie de influencia espiritual y moral que, a pesar de todo, contribuye a darle a Ginebra una proyección internacional. Para algunos, Ginebra pasa a ser rápidamente la nueva Jerusalén. Por lo demás, los preceptos de Calvino alcanzan un gran prestigio internacional y son adoptados por numerosos hogares protestantes por toda Europa.

Concilio de Trento

Dado que los protestantes se atribuyen el papel de reformadores de la Iglesia sin que nadie los haya invitado, el papado instaura una reforma institucional oficial llamada la Contrarreforma. Organiza un concilio ecuménico en Trento entre 1545 y 1563, cuyo principal objetivo es exponer lo equivocadas que están las nuevas doctrinas luteranas, calvinistas y anglicanas, así como reafirmar la validez de los dogmas católicos. Pero aún más, se implementan varias estrategias para asegurar la base católica en la población. Con respecto a esto, la arquitectura barroca, muy común en aquella época, se usa como un auténtico proyecto de propaganda. Cuando el fiel entra en la iglesia, debe sentirse maravillado con la casa de Dios y su fe debe verse reforzada en esta fascinación. Por el contrario, los protestantes prefieren las iglesias sobrias, en las que nada distraiga al creyente durante sus oraciones. En paralelo, se crean nuevas órdenes religiosas. Entre las más famosas, la de los jesuitas, fundada en 1540. Los compañeros de Jesús, importantes intelectuales, lideran las críticas contra el pensamiento protestante y pronto llevan a cabo misiones de evangelización no solo en ultramar, sino también a través de toda Europa. Mientras tanto, la inquisición española refuerza sus medios y vela por la ortodoxia religiosa con mano de hierro. En Italia y en España, el movimiento protestante no tendrá apenas eco.
Referencia: La Reforma protestante (Jonathan Bloch;Laury André).

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