lunes, 15 de enero de 2024

Una economía socialista basada en la planificación centralizada está destinada a funcionar de manera defectuosa

Mises (economista austriaco de origen judío, historiador, filósofo y escritor liberal clásico que tuvo una influencia significativa en la escuela austriaca de economía y el moderno movimiento libertario) formuló una poderosa crítica al pensamiento socialista en su artículo de 1920. Los socialistas, afirmaba, no habían abordado el problema esencial que planteaba la escasez, elegir cómo producir. Habiendo abolido los mercados y, por tanto, los precios de los medios de producción, los encargados de dirigir una economía socialista iban a ser incapaces de combinar los recursos para producir bienes siguiendo una lógica económica. Sin poder calcular pérdidas o beneficios serían como navegantes sin brújula. En esas condiciones, el socialismo iba a generar despilfarro y privación, no prosperidad. Mises mantenía que una economía socialista basada en la planificación centralizada estaba destinada a funcionar de manera defectuosa. Abolir la propiedad privada de los medios de producción implica eliminar la competencia entre capitalistas, el mecanismo de mercado que revela los costes de los bienes y permite la formación de precios.

Ludwig von Mises

La historiadora Sheila Fitzpatrick ha descrito la forma en que el fracaso a la hora de estimar correctamente los precios de los alimentos, el vestido y la vivienda afectó la vida cotidiana en Rusia en la década de 1930; "con la transición a una economía de planificación centralizada al final de la década de 1920, la carestía de bienes se convirtió en un fenómeno endémico en la economía soviética. Un obrero de los Urales escribió que para conseguir pan en su ciudad había que hacer cola durante doce horas desde la una o las dos de la madrugada, y a veces más temprano aun. El pan no era el único producto escaso. La situación era igual de penosa en relación con otros alimentos básicos como la carne, la leche, la mantequilla o las verduras, por no mencionar otros productos de primera necesidad como la sal, el jabón, el queroseno o las cerillas. El pescado también desapareció, incluso en regiones que contaban con una importante industria pesquera. El vestido, el calzado y todo tipo de bienes de consumo eran aun más escasos que los alimentos básicos, y a menudo era imposible conseguirlos. Mientras tanto, la gente vivía en bloques comunitarios (normalmente una familia por habitación) y en barracones habilitados como dormitorios. Al establecer unos precios tan bajos que generaban escasez en las tiendas, y teniendo la capacidad de asignar los bienes escasos antes de que llegaran a aquéllas, los funcionarios podían comerciar de forma no oficial con el acceso a este tipo de bienes a cambio del acceso a otros bienes igualmente escasos.
Referencia:El choque de ideas económicas de Lawrence H. White

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