sábado, 27 de enero de 2024

En la lucha contra el francés el pueblo español toma conciencia de su pertenencia a un ente superior

Sitios de Zaragoza, durante la Guerra de la Independencia española

Durante más de cinco años, el pueblo combatió en la guerra de Independencia Española  al invasor galo en una guerra distinta a cualquiera de las anteriores. El sacrificio de los españoles alcanzó límites insospechados. La carestía fue tal que escasearon incluso las patatas, el alimento popular por excelencia junto al pan, hasta el punto de que uno de los platos más comunes de la actual gastronomía nacional, la tortilla francesa, debe su nombre a que la falta de patatas durante la guerra de Independencia contra los franceses obligó a prepararla solo con huevo. Hubo batallas, pero lo decisivo fue una nueva forma de lucha en la que cada hombre era un enemigo y cada palmo de terreno un lugar hostil. La guerrilla imponía al ocupante una pesada carga, pues forzaba a sus tropas a una continua actividad que las desgastaba y desmoralizaba. Los españoles con su indomable deseo de expulsar de su tierra al invasor francés, unido al apoyo del cuerpo expedicionario británico comandado por Wellington, terminó por darles la victoria. 
Las reformas borbónicas trataron de hacer de España una nación. Pero los humildes habían permanecido ajenos a los afanes de los reyes. En la lucha contra el francés el pueblo toma conciencia de su pertenencia a un ente superior y distinto de la mera voluntad de los monarcas; expresa su rechazo a ser regido por un rey impuesto, y se erige en depositario de su propia soberanía.
Carlos III
Beneficiados durante siglos por el orden económico y social vigente en la América hispana, han aceptado la dependencia de España, pero cuando las reformas implantadas durante el reinado de Carlos III comenzaron a perjudicar sus intereses, convirtiendo en verdaderas colonias lo que, hasta entonces, habían sido en la práctica reinos en igualdad de condiciones con el resto de los que conformaban la Monarquía hispánica, se irritaron profundamente y dejaron de ser leales al orden vigente.La debilidad militar de la metrópoli, cada vez más evidente desde finales del siglo XVIII en las guerras sostenidas contra franceses y británicos, y claramente insostenible tras la derrota de la Armada española en Trafalgar, les anima a continuar dicho camino. La invasión francesa y el desmoronamiento del Estado borbónico les brinda una ocasión irrepetible para hacerlo. Quizá el triunfo inmediato del liberalismo en la península podría haber frenado el proceso, pero las Cortes de Cádiz no controlan un territorio sobre el que el rey francés José I parece sólidamente asentado en 1810. Se suceden entonces las primeras declaraciones de independencia. Venezuela la proclama en abril; Cartagena de Indias se subleva en mayo y Bogotá en julio; México se declara independiente en septiembre. América empieza a desligarse de España.Líderes carismáticos como Antonio José de Sucre, Simón Bolívar y José de San Martín alimentan la llama del naciente patriotismo americano.
Referencia: Breve historia de España II. El camino hacia la modernidad (Luis E. Íñigo Fernández)


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