martes, 21 de enero de 2020

Las persona que trabajan en el narcotráfico se definen como personas desechables



Las persona que trabajan en el narcotráfico se definen como personas desechables. Este sentimiento de marginación, sumado a su problema de adicción a las drogas y la falta de un propósito general de vida hace que valoren poco sus vidas y que la muerte sea vista como un alivio, manifiesta en su tesis doctoral Karina García Reyes. Es una tarea central es evitar que más niños y jóvenes se sientan desechables.

Mi investigación, escribe Karina García, revela cómo los participantes se autodefinen como "ellos", los marginados de la sociedad. No se consideran parte de la sociedad civil. No culpan a la sociedad por su condición de pobreza, pero tampoco sienten remordimiento por sus crímenes. Consideran que ellos tuvieron "la mala suerte" de nacer pobres y marginados y sus víctimas tuvieron "la mala suerte" de caer en sus manos. Se asume que la gente pobre no tiene futuro y por lo tanto no tiene nada que perder.La lógica del discurso del narco en términos de pobreza es que los individuos están solos y por lo tanto impera "la ley del más fuerte”. El discurso del narco asume que los niños y jóvenes inevitablemente serán drogadictos y pandilleros.


La muerte temprana de estos jóvenes también se construye como inevitable. Una de las pocas maneras de disfrutar la vida es a través del consumo de productos de lujo y la única manera de acceder a ellos es a través del "dinero fácil" que les proporciona "la vida fácil". La vida fácil es el trabajo en el narcotráfico. La felicidad dada por el dinero fácil se entiende como efímera pero que merece la pena.

En las entrevistas, dice Karina García, un tema recurrente fue el rencor que los participantes sentían en contra de sus padres.Todos coinciden en que los querían hacer sufrir a sus padres, querían cobrar venganza no por su sufrimiento, sino por el de sus madres.



A pesar de que se reconoce a la pobreza como madre de todos los males, nosotros no sabemos lo que significa vivir en pobreza.Para Karina García las políticas públicas diseñadas en masa no funcionarán.El problema de la violencia únicamente se puede minimizar y evitar si se entiende y ataca localmente. Cada región, cada barrio, tiene problemas y necesidades específicas.

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