lunes, 25 de marzo de 2019

¿Que pasó en Siria?

Assad
Assad es uno más de los dirigentes árabes que apoyan su poder en una estructura democrática falseada; pero está lejos de la brutalidad del absolutismo saudí o de la dictadura egipcia de al-Sisi, protegidos por Estados Unidos, escribe el profesor Josep Fontana. No había en realidad motivos serios de enfrentamiento religioso en Siria, donde los matrimonios mixtos no eran raros, ni se podía calificar a su régimen como chií, porque aunque el presidente es alauí, seguidor de una rama del chiísmo, el 80 % de los funcionarios de la administración y del ejército eran suníes. Fue la interferencia exterior, ayudada por la brutal respuesta que Assad dio de inmediato a la revuelta, la que transformó lo que había comenzado como un momento más de la “primavera árabe” en una confusa guerra civil de perfil religioso en que participaban diversos grupos de rebeldes, algunos financiados por Estados Unidos (unos por el Pentágono y otros por la CIA, que en ocasiones se han enfrentado entre sí), otros por Arabia Saudí, junto a la filial de al-Qaeda en Siria (Jabhat al-Nusra), a los que se sumó después el Estado islámico. A este panorama hay que agregar a los kurdos, que hacen su propia guerra de liberación con un programa revolucionario innovador, que aspira a construir una democracia sin estado en el territorio de Rojava, y Turquía, que hace su guerra particular contra los kurdos, y que durante mucho tiempo ha permitido que los hombres y las armas de los yihadistas
Jabhat al-Nusra
cruzasen sus fronteras, en el marco de una colaboración con Jabhat al-Nusra, y ha negociado con el petróleo que ISIS vendía para financiarse. Se calcula que el conflicto ha causado ya cientos de miles de muertos y ha desplazado a más de doce millones de sirios (de una población que en 2011 se estimaba en 22,4 millones), cuatro millones y medio de los cuales se albergan en campos de refugiados en Líbano (1,2 millones), Jordania (1,4 millones) y Turquía (2 millones), mientras cientos de miles iniciaron en 2015 una desesperada huida hacia Europa, acompañados de muchos asiáticos y africanos (afganos, somalíes, iraquíes, etc.) que huían de la pobreza y del hambre.

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