miércoles, 6 de marzo de 2019

El hombre irritado o asustado comete errores.


Cuando somos presa de la ira o del miedo, nuestros centros cerebrales primitivos inferiores impiden en gran medida el funcionamiento de nuestro nuevo cerebro humano. Dice Manuel Smith que el torrente sanguíneo se desvía automáticamente de nuestro cerebro y de nuestro estómago para regar los músculos del esqueleto y prepararlos así para la acción física. Nuestro cerebro humano solucionador de problemas se encuentra imposibilitado para ordenar sus datos. Cuando somos presa de la ira o del miedo, somos incapaces de pensar con claridad y eficacia. Cometemos errores. Para un hombre irritado o asustado, dos y dos dejan de ser cuatro.

Por otro lado, escribe Smith, muchas personas temen exhibir sus sinceros sentimientos de amor y de comprensión porque piensan que serán avasallados y que no podrán reaccionar frente al rechazo de los demás. Si pensaran confiadamente que sí, que sin duda habrá que resolver ciertas dificultades, pero que serán perfectamente capaces de reaccionar asertivamente frente a esas dificultades, y hasta frente al rechazo de los demás, habría menos temor a exhibir sentimientos de ternura, de afecto y de amor.

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