La mayoría de los modelos climáticos actuales tienden a producir predicciones similares. Esto podría llevarnos a la razonable conclusión de que los climatólogos tienen bastante bien calado el futuro. Pues no, dice Wood. “Todo el mundo hace girar los mandos, es decir, ajusta los parámetros de control y los coeficientes de sus modelos, para no salirse de la norma, porque el modelo que se salga tendrá dificultades para obtener subvenciones”. En otras palabras, la realidad económica de la financiación de las investigaciones, y no un consenso científico desinteresado y no coordinado, es lo que hace que los modelos coincidan aproximadamente unos con otros. No es que haya que hacer caso omiso de los actuales modelos climáticos, dice Wood, pero cuando se está considerando el destino del planeta, habría que apreciar debidamente su carácter limitado.
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