miércoles, 11 de junio de 2025

Depresión

Eduardo Punset escribe en su libro Excusas para no pensar que la depresión es una enfermedad. Parece ser que es el resultado, entre un 30 y un 40 por ciento, de condicionantes genéticos. El 60 por ciento restante se debería al entorno. Por supuesto, existen problemas y circunstancias acuciantes que generan depresión, como los abusos sexuales en la infancia, el abandono o determinadas coyunturas familiares difíciles. En otras ocasiones, el entorno que propicia la depresión en la madurez de las personas puede ser mecánico, por ejemplo debido a disfunciones prenatales del feto en el útero materno.
Sabemos algo más acerca de la depresión, no incide solamente en los órganos cerebrales, sino también en los huesos, en la sangre y hasta en el sistema vascular. Incluso si decidiésemos no catalogar los problemas mentales como enfermedades, tendríamos que seguir considerando la depresión como tal por sus efectos en el corazón y en los vasos sanguíneos. Si una persona tiene un ataque al corazón y está deprimida tras el infarto, tendrá el mayor factor de riesgo individual de cara a sufrir un nuevo ataque. Las personas depresivas tienen entre dos y seis veces más posibilidades de sufrir una cardiopatía que la gente que no la padece. Las mujeres deprimidas tienen menos calcio en los huesos, sus glándulas hormonales sufren anomalías, el estado de las plaquetas en la sangre difiere del de las personas sanas… Se trata de una enfermedad invasora, como la diabetes, que afecta a todos los órganos del cuerpo.

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