La producción de“residuos humanos”,es decir, las poblaciones "superfluas" de emigrantes, refugiados y demás parias, es una consecuencia inevitable de la modernización. También es un ineludible efecto secundario del progreso económico y la búsqueda de orden, característicos de la modernidad. La propagación global de la modernidad ha dado lugar a un número cada vez más elevado de seres humanos que se encuentran privados de medios adecuados de subsistencia, y a la vez el planeta se está quedando sin lugares donde ubicarlos. De ahí las nuevas inquietudes acerca de los “inmigrantes” y de quienes piden “asilo”, así como la creciente importancia del papel que desempeñan los difusos “temores relativos a la seguridad” en la agenda política contemporánea.
Por otra parte, el desempleo y, en particular, el precario panorama laboral para quienes finalizan sus estudios y se incorporan a un mercado más preocupado por incrementar los beneficios mediante el recorte de costes laborales y la supresión de ventajas que por crear nuevos empleos y establecer nuevas ventajas. Uno de los remedios más sopesados son los subsidios estatales, que convertirían en un buen negocio la contratación de jóvenes (durante el tiempo que duren los subsidios). Una de las recomendaciones que más suele hacerse entretanto a los jóvenes es que sean flexibles y no especialmente quisquillosos, que no esperen demasiado de sus empleos, que acepten los trabajos tal como vienen sin hacer demasiadas preguntas y que se los tomen como una oportunidad que hay que disfrutar al vuelo y mientras dure, y no tanto como un capítulo introductorio de un “proyecto vital”, una cuestión de amor propio y autodefinición, o una garantía de seguridad a largo plazo.
Referencia:Vidas desperdiciadas de Zygmunt Bauman.
Por otra parte, el desempleo y, en particular, el precario panorama laboral para quienes finalizan sus estudios y se incorporan a un mercado más preocupado por incrementar los beneficios mediante el recorte de costes laborales y la supresión de ventajas que por crear nuevos empleos y establecer nuevas ventajas. Uno de los remedios más sopesados son los subsidios estatales, que convertirían en un buen negocio la contratación de jóvenes (durante el tiempo que duren los subsidios). Una de las recomendaciones que más suele hacerse entretanto a los jóvenes es que sean flexibles y no especialmente quisquillosos, que no esperen demasiado de sus empleos, que acepten los trabajos tal como vienen sin hacer demasiadas preguntas y que se los tomen como una oportunidad que hay que disfrutar al vuelo y mientras dure, y no tanto como un capítulo introductorio de un “proyecto vital”, una cuestión de amor propio y autodefinición, o una garantía de seguridad a largo plazo.
Referencia:Vidas desperdiciadas de Zygmunt Bauman.
No hay comentarios:
Publicar un comentario