domingo, 23 de febrero de 2025

Me lo han quitado todo, pero me queda la tinta de la vida

Armando Valladares, poeta cubano que pasó 22 años en las cárceles de Fidel Castro, cuenta en su libro Contra toda esperanza que pasaba mucha hambre; pero para no perder la dignidad, siempre apartaba unos granos de arroz de la escudilla y no los comía. Esto le hacía sentirse libre; le diferenciaba de un irracional; era dueño de su vida, de sus actos, a pesar de las circunstancias.
En un poema se expresaba así: “Me lo han quitado todo/ la pluma/ los lápices/ la tinta/ porque ellos no quieren/ que yo escriba/ y me han hundido/ en esta celda de castigo/ pero ni así ahogarán mi rebeldía. / Me lo han quitado todo / bueno, casi todo/ porque me queda la sonrisa/ el orgullo de sentirme un hombre libre/ y en el alma un jardín/ de eternas florecitas. / Me lo han quitado todo/ la pluma/ los lápices/ pero me queda la tinta de la vida/ mi propia sangre/ y con ella escribo versos todavía”.

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