jueves, 20 de junio de 2024

Volvemos a una concepción ética en la que el débil es prescindible

El historiador Rodríguez de la Peña, expone cómo Jesucristo y los cristianos que siguieron su mensaje lograron acabar con prácticas como los sacrificios humanos o la esclavitud. Por eso “toda la civilización depende de que los cristianos demos la batalla en la vida pública”. “La idea de que el cristianismo basta en lo privado es falsa: si fuera así, seguiríamos con crucifixiones e infanticidios”. Para Rodríguez de la Peña, ahora estamos viviendo una nueva inversión de los valores, con fenómenos como el aborto masivo o la promoción de la eutanasia. “Volvemos a una concepción ética en la que el débil es prescindible”.
En el mundo clásico eran habituales las prácticas de crueldad. Desde la cobertura legal para echar los recién nacidos no deseados a los perros hasta las ejecuciones y entierros en fosas comunes. “Todos los héroes grecorromanos, como Aquiles, son violadores, saqueadores y esclavistas”, manifiesta Rodríguez de la Peña. “Cristo pone en valor todo lo que la ética homérico–dionisíaca despreciaba” y apunta la dimensión sacrificial del mensaje cristiano, haz el bien a los demás aunque te perjudique gravemente. “La solidaridad moderna está muy bien, pero el cristianismo te pide más. El amor cristiano no es hacer el bien y ya está, sino, en su expresión máxima, irte a un leprosería en Calcuta, por ejemplo, arriesgando tu vida”. Añade Rodríguez de la Peña “si hoy somos cristianos es porque primero fuimos romanos” y si se intenta deshelenizar el cristianismo “el resultado es algo monstruoso”.

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