sábado, 18 de mayo de 2024

Cuando el pueblo de Finlandia se ganó el derecho a seguir viviendo

                               

Patrulla de esquiadores finlandeses en enero de 1940.

 
El 30 de noviembre de 1939, más de 400.000 soldados soviéticos, miles de tanques, aviones de guerra y artillería pesada cumplieron el mandamiento del líder de la URSS, Stalin. "Ordeno a las tropas del Distrito Militar de Leningrado que marchen sobre la frontera, aplasten a las fuerzas finlandesas de una vez por todas, aseguren las fronteras noroccidentales de la Unión Soviética y la ciudad de Leningrado, la cuna de la revolución del proletariado”."La guerra comenzó a las nueve en punto del 30 de noviembre. La gente de Helsinki se paró en las calles y escuchó el doloroso gemido cada vez más fuerte de las sirenas."Por primera vez en la historia oyeron el sonido de bombas cayendo sobre su ciudad. Esta es la forma moderna de declarar la guerra”, informó la periodista Martha Gellhorn."Esa mañana Helsinki era una ciudad helada habitada por sonámbulos. La guerra había llegado demasiado rápido y todos los rostros y todos los ojos miraban atónitos e incrédulos”.Mientras las bombas caían en la capital finlandesa, el Ejército Rojo avanzaba, el ataque era abrumador."La Unión Soviética ha invadido un vecino tan infinitesimalmente pequeño que no podría hacerle ningún daño posible", dijo el presidente Franklin Roosevelt condenando el ataque, y describió a Finlandia como "una pequeña nación que sólo busca la vida en paz como democracia. Una democracia liberal con visión de futuro".La Liga de Naciones expulsó a la Unión Soviética.Pero el mundo ofreció poco más. 
En el frente, los soldados finlandeses se mantenían firmes a pesar de que todo estaba en su contra y de los soviéticos, que, además de sus superiores fuerzas, contaban con que tendrían amigos en el terreno. Aquellos "rojos" que unos años antes habían luchado para que el país fuera comunista.Pero resulta que desde entonces, esos "rojos" habían encontrado su lugar en una sociedad que estaba allanando el camino para convertirse en un Estado de bienestar nórdico. Además, el pacto de no agresión que Moscú había firmado con Berlín en agosto ese año había sacudido a los comunistas del mundo.
El implacable clima jugó a favor de los finlandeses. Camuflados en blanco y tremendamente hábiles en sus esquíes, los soldados usaban su conocimiento del terreno accidentado y constantemente derrotaban a las tropas enemigas. A pesar de su inferioridad numérica, los triunfos de los finlandeses se multiplicaban.En años venideros se enseñaría en academias militares la batalla de Suomussalmi como una obra maestra, en la que utilizaron una táctica que se hizo famosa llamada motti. Ante la amenaza de cientos de unidades acorazadas contra las cuales no podían luchar, recurrieron a la astucia. Por blindados que fueran, los tanques estaban efectivamente restringidos a los largos y angostos caminos forestales sin prácticamente ninguna otra opción que avanzar o retroceder. La estrategia para vencerlos era separarlos en grupos cada vez más pequeños, poniendo obstáculos, como árboles talados, en las vías. Luego, pequeños grupos finlandeses llegaban esquiando en la retaguardia de las tropas rusas y cortaban sus cadenas de suministro, dejando a los soldados y caballos sin comida, y a los tanques sin combustible.


No hay comentarios:

Publicar un comentario