lunes, 31 de mayo de 2021

Algunos católicos hablan de una creciente hostilidad hacia ellos en Suecia

 Catedral de San Erik es la catedral de la diócesis católica de Estocolmo

Algunos católicos hablan de una creciente hostilidad hacia ellos en Suecia. Dicha hostilidad se manifiesta de muchas maneras, según el joven líder católico de 23 años, Max Martin Skalenius, que ha declarado que pudo evaluar la situación cuando organizó una marcha provida en 2019 en la diócesis de Gotemburgo. "Estaba muy preocupado porque recibimos varias amenazas anónimas de extremistas de izquierda diciendo que nos acuchillarían y matarían a todos", ha dicho. En su opinión, estas acciones extremistas más o menos aisladas están alimentadas por una mentalidad generalizada, arraigada en la mayoría de las instituciones oficiales, empezando por la escuela, que ejerce una gran influencia sobre los niños desde una edad muy temprana. "Yo personalmente recibí educación sexual a los once años; entonces, me explicaron cómo se realizaba un aborto, cómo ponerse un preservativo, que es la transexualidad, etc.", ha dicho Skalenius. "Al mismo tiempo, cada vez más voces se elevan en la izquierda contra las pocas escuelas católicas que tenemos, quieren cerrarlas, a menudo aduciendo la deriva comunitaria que tienen las escuelas musulmanas, declarando que, por el bien de la igualdad, también hay que cerrar las escuelas católicas”.



El padre Tobias Unnerstål, párroco sueco de la iglesia de Cristo Rey de Gotemburgo, cree que este fenómeno no ha surgido en los últimos meses, sino que se ha ido desarrollando gradualmente desde los años 80, como continuación de las revueltas sociales de los 70. El sacerdote, de 56 años, no recuerda haber presenciado nunca en su juventud hechos de cristianofobia. "Si la policía tenía que anunciar la muerte de alguien, solían llevar con ella al pastor local. El cristianismo era una parte integrante de la sociedad. Ahora ya no lo es”. En su opinión, ahora existe una clara voluntad por parte de algunos activistas e instituciones públicas de hacer que las religiones sean invisibles. "Los militantes ateos y otros activistas de las denominadas sociedades humanistas se están esforzando mucho para asegurarse de que las religiones no desempeñen ningún papel, sobre todo en la escuela".

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