miércoles, 17 de febrero de 2021

En las chekas se encerraba sin acusación concreta ni juicio alguno


Las chekas, recuerda el historiador Cesar Alcalá en su libro “Checas, las prisiones republicanas”, no eran sólo lugares para retener prisioneros, sino también centros de tortura. La palabra viene de las iniciales CH y K, del ruso CHrezvichàinaya Komissia, que se refieren a la "Comisión Extraordinaria para la supresión de la contrarrevolución" creada por los bolcheviques en 1917, predecesora de la OGPV, NKVD y KGB. En las chekas republicanas se torturó a españoles de todas las clases sociales. No sólo se torturó a españoles por ser conservadores o católicos. Las checas del SIM en Cataluña, ligadas al Partido Comunista y a Stalin, también torturaron a anarquistas y trostkistas y otros militantes de izquierdas.


Hubo unas 400 chekas entre Madrid, Barcelona y la Comunidad Valenciana. Tuvieron chekas y las usaron para torturar partidos que en el siglo XXI tienen diputados en el Parlamento español y en los parlamentos autonómicos, como el Partido Comunista de España, Esquerra Republicana de Catalunya, el Partido Nacionalista Vasco y el Partido Socialista Obrero Español. En todas ellas se encerraba a detenidos sin ninguna acusación concreta ni juicio alguno. Se calcula que 12.000 personas fueron torturadas en las chekas. La mayoría fueron después asesinadas. En Madrid se contabilizaron 10.000 personas asesinadas; en la Comunidad Valenciana, 6.118, y en Cataluña, 8.353, "aunque con toda probabilidad llegaron a las 12.000", escribe César Alcalá.

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