sábado, 13 de abril de 2019

Congreso de Verona y la revolución española

Congreso de Verona
En el otoño de 1822 se reunió en la ciudad italiana de Verona el último de los congresos de la Santa Alianza. “A los príncipes de Europa les había dado por los congresos: se divertían en ellos y se repartían algunos países”, escribió Chateaubriand, a quien le encantaba decir algo ingenioso, fuese o no verdad. Porque lo que llevaba a los príncipes a reunirse era el miedo a la revolución y la esperanza de que, uniendo sus esfuerzos, podían detenerla. Los soberanos de las grandes potencias europeas, que desde el congreso de Viena se habían erigido en guardianes del orden internacional, sabían que era imposible retroceder a los buenos tiempos del pasado, pero querían evitar nuevos cambios y resolver los problemas con un mínimo de concesiones. Esto era lo que llevaba a Verona a un gran número de participantes.

Revolución 1820 de Cabezas de San Juan, Rafael del Riego se levanta en contra del gobierno

Cuenta el profesor Fontana que la revolución española de 1820, que pareció actuar como detonador de una serie de movimientos insurreccionales en otros países, les asustase, con la misma lógica que la hacía aparecer como una esperanza a los que deseaban un cambio social. En los dos años anteriores a la reunión de Verona, la revolución española de 1820 parecía haber dado nuevas dimensiones a la amenaza internacional que estos hombres temían. Mientras Riego, sublevado en Cabezas de San Juan, marchaba con sus hombres por los caminos de Andalucía, la noche del 13 de febrero de 1820 fue asesinado en París el duque de Berry, sobrino de Luis XVIII y tercero en el orden de sucesión a la corona.El miedo al contagio revolucionario español pareció justificarse muy pronto. En julio de 1820 se produjo una revolución en Nápoles. El 17 de octubre se amotinaba en San Petersburgo una compañía del regimiento de la guardia imperial. Hacia febrero y marzo de 1821 hubo insurrecciones de los griegos en los territorios europeos de Turquía y el mismo mes de marzo se produjo un levantamiento en Piamonte, que provocó la abdicación del rey Víctor Manuel,


El terror que sentían los gobernantes franceses por la revolución española, de modo que a fines de 1821, con el pretexto de la epidemia que se había declarado en Barcelona, establecieron un cordón sanitario militar en la frontera, que más adelante se transformó en cuerpo de observación, cuya finalidad real era evitar el contagio revolucionario.

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